POEMA
Arando
Ruth Johnson
26 DE NOVIEMBRE DE 2019 1:21 PM
Te alabo, Jehová,
te saludo ahora,
enséñame a poner la
espalda en el arado,
porque después de la siega,
y después de la quemadura,
tendré que ayudar a plantar,
necesito aprender.
Te alabo, Jehová,
es a ti a quien corro
por cada gran lección
bajo el sol,
el sol que debe ser dorado
como las calles de tu ciudad,
enséñame desde la antigüedad
cómo poner esas calles.
Porque quiero trabajar
en esas calles de oro
Para evitar problemas
Para poder envejecer,
Viejo como las montañas,
Viejo como los arroyos,
Viejo como los árboles,
Viejo como mis sueños.
Te alabo, Jehová,
por no rendirte a
un empleado pobre
que ha sido despedido lo suficiente.
Para ti es el reino
tuyo y de tu hijo,
y mi trabajo es arar
bajo tu sol.
Amén
te saludo ahora,
enséñame a poner la
espalda en el arado,
porque después de la siega,
y después de la quemadura,
tendré que ayudar a plantar,
necesito aprender.
Te alabo, Jehová,
es a ti a quien corro
por cada gran lección
bajo el sol,
el sol que debe ser dorado
como las calles de tu ciudad,
enséñame desde la antigüedad
cómo poner esas calles.
Porque quiero trabajar
en esas calles de oro
Para evitar problemas
Para poder envejecer,
Viejo como las montañas,
Viejo como los arroyos,
Viejo como los árboles,
Viejo como mis sueños.
Te alabo, Jehová,
por no rendirte a
un empleado pobre
que ha sido despedido lo suficiente.
Para ti es el reino
tuyo y de tu hijo,
y mi trabajo es arar
bajo tu sol.
Amén
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