Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. - Colosenses 3:8-13
“Nadie es perfecto”, “Dios está trabajando todavía en mi”, “soy perdonado, no perfecto”, son frases que se utilizan a menudo, y aunque son ciertas, nosotros mismos sabemos cuándo las utilizamos como excusa para vivir en la carne. No estamos hablando de caer o tropezar en pecado y sentir tristeza por haber ofendido a Dios, buscar Su perdón y aborrecer nuestro pecado, sino de justificar un estilo de vida pecaminoso o mundano, practicando habitualmente el pecado sin sentir arrepentimiento o tristeza, esto no significa que Dios esté trabajando en usted todavía, significa que usted NO conoce a Dios.
El mismo Espíritu que nos convence de pecado, de juicio y de justicia, y abre nuestros ojos a la verdad, es El mismo que inicia la obra santificadora en nuestra vida. Robert Murray McCheyne escribió: “si Dios te ha salvado, Él te santificará. El NO te salva para dejarte en tus pecados”. La obra del Espíritu Santo en nosotros NO es instantánea, pero tampoco es imperceptible, poco a poco el fruto de una vida renovada se irá mostrando. Si su vida está marcada por la práctica del pecado, es posible que usted ni siquiera haya nacido de nuevo, es necesario que nos examinemos a nosotros mismos, que busquemos a Dios en oración y tomemos el hábito de leer y estudiar Su Palabra, pues es la única forma segura en que Él nos habla. Eso hará que usted renueve su mente, comience a pensar Bíblicamente y pueda vivir de manera que agrade a Dios y lo glorifique.
“Nadie es perfecto”, “Dios está trabajando todavía en mi”, “soy perdonado, no perfecto”, son frases que se utilizan a menudo, y aunque son ciertas, nosotros mismos sabemos cuándo las utilizamos como excusa para vivir en la carne. No estamos hablando de caer o tropezar en pecado y sentir tristeza por haber ofendido a Dios, buscar Su perdón y aborrecer nuestro pecado, sino de justificar un estilo de vida pecaminoso o mundano, practicando habitualmente el pecado sin sentir arrepentimiento o tristeza, esto no significa que Dios esté trabajando en usted todavía, significa que usted NO conoce a Dios.
El mismo Espíritu que nos convence de pecado, de juicio y de justicia, y abre nuestros ojos a la verdad, es El mismo que inicia la obra santificadora en nuestra vida. Robert Murray McCheyne escribió: “si Dios te ha salvado, Él te santificará. El NO te salva para dejarte en tus pecados”. La obra del Espíritu Santo en nosotros NO es instantánea, pero tampoco es imperceptible, poco a poco el fruto de una vida renovada se irá mostrando. Si su vida está marcada por la práctica del pecado, es posible que usted ni siquiera haya nacido de nuevo, es necesario que nos examinemos a nosotros mismos, que busquemos a Dios en oración y tomemos el hábito de leer y estudiar Su Palabra, pues es la única forma segura en que Él nos habla. Eso hará que usted renueve su mente, comience a pensar Bíblicamente y pueda vivir de manera que agrade a Dios y lo glorifique.
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